
Washington.- El gobierno de Donald Trump está intensificando sus planes para detener a inmigrantes indocumentados en centros militares de todo Estados Unidos, una ampliación significativa de los esfuerzos de la Casa Blanca por utilizar recursos bélicos para cumplir con las deportaciones masivas prometidas por el presidente.
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El equipo del presidente Trump está desarrollando un centro de deportación en Fort Bliss, cerca de El Paso (Texas), que podría llegar a albergar hasta 10.000 inmigrantes indocumentados mientras pasan por el proceso de deportación, según tres funcionarios familiarizados con el plan.
Fort Bliss serviría de modelo porque el gobierno pretende construir más centros de detención en emplazamientos militares de todo el país —desde Utah hasta la zona próxima a las cataratas del Niágara— para albergar potencialmente a miles de personas más y compensar la falta de espacio en las instalaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, dijeron los funcionarios. Hablaron bajo condición de anonimato para discutir los detalles de un plan que aún está en sus primeras fases y que todavía no se ha ultimado.
Los gobiernos anteriores han retenido a algunos inmigrantes en bases militares, sobre todo a niños que luego eran entregados al cuidado de familiares o amigos. Las bases servían como refuerzo de emergencia cuando el sistema de albergues del gobierno federal para niños inmigrantes alcanzaba su capacidad.
Pero el plan del gobierno de Trump ampliaría esa práctica estableciendo una red nacional de centros militares de detención para inmigrantes que están sujetos a deportación. La propuesta supondría una importante escalada en la militarización de la aplicación de las leyes de inmigración, después de que Trump dejara claro al llegar al poder que quería apoyarse aún más en el Pentágono para frenar la inmigración.
Para los funcionarios de Trump, el plan ayuda a resolver la escasez de espacio para retener al gran número de personas que esperan detener y deportar. Pero también plantea serias dudas sobre la posibilidad de reorientar los recursos militares y los programas de entrenamiento. Los oficiales militares dicen que el impacto dependería de la magnitud de las detenciones y del tiempo que los detenidos permanecieran bajo custodia. Además, los defensores de los derechos de los inmigrantes señalan un historial de malas condiciones para los inmigrantes retenidos en instalaciones militares.
“Es más que extraño”, dijo Kerlikowske. “Asegurar a la gente requiere mucha mano de obra y también podría requerir muchos recursos”.
Trump ha hecho de la promesa de la deportación masiva una pieza central de su presidencia, tras una campaña en la que los votantes estadounidenses de todos los partidos se inclinaron hacia la derecha en materia de inmigración.
Hasta ahora, el Pentágono ha desplegado 5000 soldados en activo y miembros de la Guardia Nacional en la frontera sur para ayudar a la Patrulla Fronteriza, con el objetivo de duplicar esa cifra en las próximas semanas.
También trasladó en avión a un pequeño número de migrantes a Guantánamo, antes de trasladarlos a todos esta semana a otros países. Ha difundido fotos y videos para promover las duras medidas de Trump, incluidos primeros planos de inmigrantes con grilletes.
Pero el gobierno aún no está deteniendo a inmigrantes a un ritmo que llenaría una red nacional de instalaciones militares. Los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) realizaron más de 15.000 detenciones entre el 21 de enero y el 13 de febrero, según el Departamento de Seguridad Nacional. Eso supone una media de algo menos de 700 detenciones diarias, más del doble del ritmo diario habitual en los últimos años, incluso durante el gobierno de Biden, pero muy por debajo de lo que desean los funcionarios de la Casa Blanca.